09 octubre 2007

No ganó las elecciones y tampoco el maratón

Desde la semana pasada estaba por publicar esta nota que da vergüenza y me aguanté por pena ajena. Pero hoy me doy cuenta que no tengo por qué hacerlo; si al señor Roberto Madrazo (el fracasado del 2006), no le dio pena hacer trampa en la maratón de Berlín a mi menos me debe dar comentarlo.

Como ya deben saber el fracasado ex-candidato a la presidencia de nuestro país, "corrió" la maratón de Berlín y se le hizo fácil salirse en el kilómetro 20 de la competencia para cortar distancia incorporándose mágicamente en el kilómetro 35. Y todavía tiene el descaro de llegar a la meta con los brazos en alto festejando su llegada.

Yo nunca he corrido en una competencia atlética, he de confesar que nada más corro para que no nos cierren la tienda y pueda comprar las chelas. Pero no me he inscrito a ningún evento de ese tipo por una razón, no me gusta perder y el no finalizar una competencia de ese estilo (en el tiempo que sea), sería una derrota. Prefiero no inscribirme hasta no tener la forma física adecuada para terminar el evento.

A Roberto Madrazo se le hizo fácil tomar 15 kilómetros de "Roberto" (expresión del barrio que denota ROBO). Quiero suponer que si alguien se inscribe a un evento de ese tipo y sobre todo a la edad del político fracasado, no es para presumir medallas ni records, es para auto - presumirse un logro importante.

¡Qué pena me da saber que un político mexicano salió a revolcar el nombre del deporte de mi país al extranjero! ¡Qué fortuna que no ganó las elecciones! ¡¡¡Por favor!!! Parece que los políticos intentan tomar venganza de los deportistas que incursionan en la política y ahora... "pa' que sepan de qué lado masca la Iguana" les mandamos a un político al deporte.

Hoy en ESPN.com hablan sobre "el señor que no pudo ganar las elecciones presidenciales de México, tampoco lo logró en el maratón de Berlín". Ya se sabía la noticia, pero hoy Robertito Madrazo puede estar seguro que su trampa se conoció en TODO EL MUNDO.

El viernes pasado Víctor Trujillo, a través de su personaje Brozo, realizó una excelente editorial sobre el caso.



¡Qué pena, Dios mío, QUÉ PENA!

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