En un nuevo piso de duela, los Celtics de Boston lograron ganar su décimo séptima Final de la NBA, la primera para sus tres grandes, Paul Pierce, Kevin Garnett y Ray Allen. Y luego de 22 años, los colores de la NBA han cambiado hacia el verde.
Animados por gritos con lemas como "venzan a Los Angeles" por parte de su público, entre ellos los legendarios Bill Russell, John Havlicek y JoJo White, los Celtics completaron su increíble remonte en la temporada con una victoria sobre los Lakers de los Angeles en el sexto juego de la Final de la NBA, el martes por la noche.
Cuando quedaba claro cuál sería el resultado del partido, los aficionados de Boston se pusieron a corear canciones como si estuvieran en un bar, saludando a los nuevos campeones y burlándose de Kobe Bryant y sus Lakers, ahogados por una ola de color verde.
Garnett anotó 26 puntos y atrapó 14 rebotes, Allen colocó 26 y Pierce, el jugador más valioso de la fina, agregó 17 puntos para que los Celtics, equipo con apenas 24 victorias el año pasado, lograra su primera corona como rey absoluto de la NBA desde 1986.
Esto quedó como una muestra del total predominio de los Celtics sobre los Lakers, que trataron de ser el primer equipo en sobreponerse a un déficit de 3-1 en la final.
Y no tuvieron la menor oportunidad de lograrlo.
La victoria por 39 puntos de Boston supera la marca de la NBA para el mayor margen en un juego de campeonato, desde que los mismos Celtics derrotaron a los Lakers, también, por marcador de 129-96 en el quinto juego de la final de 1965.
Pierce bañó al entrenador de los Celtics, Doc Rivers, con una bebida deportiva de color rojo, mientras el dueño, Wyc Grousbeck, ponía un cigarro sin encender en su boca, en un tributo a Red Auerbach, el patriarca que fuera artífice de las primeras 16 victorias en la final de la NBA del equipo.
Garnett se dejó caer sobre la cancha y besó al duende que adorna el centro, lanzándose luego sobre Bill Russell, miembro del Salón de la Fama, para abrazarlo.
"Logré el mío. Logré el mío. Espero haberte hecho sentir orgulloso", dijo Garnett.
"Lo hiciste en verdad", respondió Russell.
Rivers retiró a Pierce, Garnett y Allen cuando quedaban 4:01 pendientes de juego, compartiendo un abrazo de grupo con su entrenador, quien casi fue despedido la temporada pasada. En el último minuto del juego, Rivers, quien había perdido a su padre al inicio de esta increíble temporada, fue bañado por Pierce, el capitán de los Celtics quien decidió quedarse cuando las cosas estaban mal y fue luego recompensado por su lealtad.
Este fue el primer campeonato para Boston desde el fallecimiento de Auerbach, cuyo cigarro encendido para celebrar la victoria fue lo único que faltó esta noche. Pero incluso Even Auerbach, quien murió en el 2006, obtuvo cierta satisfacción. Encabezado por Rivers, su amado equipo le negó al entrenador de los Lakers, Phil Jackson, la oportunidad de quedarse con un décimo campeonato de la NBA.
Y la victoria pareciera incluso tener tintes cabalísticos: La décimo séptima precisamente el 17 de junio.