Por: Canija.
En la actualidad sabemos que la química del Sol es una química peculiar, pues los procesos que transcurren en nuestro Lucero, y que lo hacen brillar en el cielo durante miles de millones de años, no tienen nada en común con las reacciones químicas corrientes. La química del Sol son transformaciones nucleares, interacciones de núcleos, cuyo resultado es la liberación de cantidades gigantescas de energía.
Hubo un tiempo en que los hombres adoraban el Sol como una divinidad. Vieron en el Sol el origen de todo lo vivo. Pero estas cándidas creencias en general correspondían a la verdad, pues de haberse extinguido súbitamente el Sol, indiscutiblemente que la vida desaparecería de la Tierra.
Sabemos, aproximadamente, cuántos años hace que existe. En cambio, no es tan fácil contestar a la pregunta de cuántos años seguirá existiendo. Los científicos calcularon con precisión que cada centímetro cuadrado de la superficie solar en un solo segundo irradia 1500 calorías de calor vivificante.
Gracias al análisis del espectro solar, sabemos que el Sol contiene Helio, Hidrógeno y Oxígeno (componentes predominantes) junto a otros elementos como el magnesio, silicio, hierro, sodio, potasio, calcio, aluminio, carbono incluso un elemento tan raro como el torio.
A través del hidrógeno podemos formar el Helio. Después de muchas reacciones químicas que intuían que sucedía en el Sol, junto a la liberación de neutrinos, que nunca llegamos a captar en la Tierra, todo ello junto a la idea de una posibilidad de descubrir una nueva forma de energía, hacen que los astrofísicos busquen con perseverancia una respuesta a por qué brilla el Sol y aun está lejos el día en que se esclarezca defiitivamente dicha pregunta.
Cuando se descubra, habremos dado con el más grande de sus enigmas.
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