No hay pretextos para no hacer una migración de Windows a Linux. El único pretexto totalmente válido y bastante respetable es que a uno le guste Windows. Ahí si no podemos hacer nada. Pero si tu problema es el costo de las licencias o el pobre desempeño de Windows no tienes por qué no dar el paso.
Si lo que te detiene es el software, en Wikipedia puedes encontrar una completísima lista de los equivalentes en Linux.
Es por eso que les digo que no hay pretexto más que uno.
Visto en El blog de Casidiablo.
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